Oportunidad en educación científica

 

Costa Rica en procura del gran salto hacia el disfrute correcto de la educación en ciencias.

 

18/11/2007
La Nación
Víctor Buján

 

Tuve el gusto y el honor de asistir a la Cuarta Conferencia Internacional que llevaba por título “Ciencia y Bienestar: del Asombro a la Ciudadanía”, la cual tuvo lugar los días 7 y 8 noviembre de 2007, en la ciudad de Monterrey, estado de Nuevo León, México. El tema era la enseñanza de las ciencias que arranca en experiencias y manipulaciones de materiales y objetos concretos, hasta llegar a inferencias, extrapolaciones, o generalizaciones que podrían desembocar en redescubrimientos de regularidades, patrones o leyes. Esta manera de enseñar que parte de las manipulaciones y las experiencias de los jóvenes estudiantes, tuvo un exitoso lanzamiento en Francia, gracias a George Charpak y sus colaboradores.

Charpak es el autor de un librito esclarecedor y ameno titulado originalmente La main a la patte: les sciences a l’ecole primair e, cuya versión en español se llama Manos a la obra. Las ciencias en la escuela primaria . Asistí a la presentación del profesor Pierre Lena, en Santiago de Chile, en la Conferencia de enero del año 2002, quien hizo una impresionante exposición de la movilización de prácticamente toda Francia en la tarea de asegurar que el estudio de las ciencias se inicie muy temprano y en el sentido correcto. O sea, de la experiencia a las leyes. Ya en aquella época países como Chile, México y Colombia habían empezado a poner en práctica estas ideas. Allá tuve el gusto de conocer personalmente al ingeniero mexicano Guillermo Fernández de la Garza, a quien Costa Rica debe un gran esfuerzo, dirigido a incluir a nuestro país en estas innovaciones.

¿Dónde está la novedad? Al llegar a este punto, las únicas novedades que he mencionado son dos: una, es la intervención de los científicos en la enseñanza de las ciencias, y la otra es el descubrimiento de que los niños de la escuela primaria existen y que es con ellos con quienes debe iniciarse la correcta educación científica. Porque la educación en ciencias, empezando en experiencias concretas, no es nueva. Está recomendada en Platón, en Rousseau, en Piaget y en otros autores. Está presente y excelentemente explicada y detallada en el ya venerable libro de texto de la autora estadounidense Mary Budd Rowe, quien, en 1978, iniciaba su obra Enseñando ciencias como una investigación continua , refiriéndose a la necesidad de que el programa de ciencias esté fundamentado en un programa para enseñar a aprender estas materias, partiendo de la acción.

Pero, en mi opinión, la novedad más importante es seguramente la movilización de los científicos, de las academias de ciencias, y de las personas que tienen en sus manos el poder político y económico. Fue realmente inspirador encontrar en esta reunión a cuatro ganadores del premio Nobel, participando de lleno desde el primer minuto hasta el último: allá estaban Mario Molina, mexicano, premio Nobel de Química, 1995; Leon Lederman, estadounidense, premio Nobel de Física, 1988; por teleconferencia, George Charpak, francés, premio Nobel de Física, 1992, y Rigoberta Menchú, guatemalteca, premio Nobel de la Paz, 1992.

Se contaban, entre participantes y organizadores, distinguidas personalidades de México, de las cuales cito solo unas pocas, como la secretaria de Educación Pública de México, Josefina Vázquez Mota; el Dr. Juan Pedro Laclette, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias; Juan Carlos Romero Hicks, director General del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; Dr. Jose Sarukhán, exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México; también participaron figuras distinguidas de otros países, como la Dra. Juana Inés Díaz Tafur, viceministra de Educación Nacional de Colombia; Dr. José Lozano, colombiano, coordinador del Programa de Educación en Ciencias de la Red Interamericana de Academias de Ciencias; Sally Gotees Shuler, directora ejecutiva del Centro Nacional de Recursos Científicos de los Estados Unidos; por teleconferencia, Indira Samaresekera, presidenta de la Universidad de Alberta, Canadá; entre las personas distinguidas del mundo de los negocios, estaban el Lic. Tomás Milmo, presidente y director del Consejo de Administración de Axtel, y Anders Hedberg, director ejecutivo de la Fundación Bristol Myers Squibb.

¿Y Costa Rica? Nuestro país tuvo una representación de lujo. Asistió la viceministra de Educación Pública, Dra. Alejandrina Mata Segreda; Dr. Gabriel Macaya Trejos, presidente de la Academia de Ciencias de Costa Rica; altas funcionarias del Ministerio de Educación Pública, como Cecilia Calderón y Cruz Rodríguez; M.Sc. Rosemary Hernández, del grupo Estrategia Siglo Veintiuno. Es grato informar que la primera mesa redonda del primer día de la Cuarta Conferencia estuvo brillantemente moderada por el Dr. Macaya Trejos.

Confiamos en que Costa Rica se sumará desde hoy mismo al grupo de naciones que están uniendo sus esfuerzos y sus experiencias para conducir a los pueblos por la senda que conduce, como bien dice la Secretaria de Educación de México, a un extraordinario salto hacia adelante en materia de felicidad y también de prosperidad, mediante una correcta, disfrutable y sabia educación en ciencias. Hemos llegado a la hora del encuentro fraternal de nuestros científicos con nuestros maestros, quienes solo juntos podrán traer al país la nueva orientación de la educación científica. Más nos vale que aprovechemos esta oportunidad.

 

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